Pintar y dibujar me encantó desde pequeña, y aunque no era muy buena dibujando, los colores me fascinaban. Aún conservo pequeñas acuarelas de flores de cuando tenía 6 años.

Me hubiera gustado estudiar Bellas Artes, pero me crié en un entorno tóxico de una secta ( Testigos de Jehovah), donde cualquier intento de estudiar estaba fuera de discusión. La situación se volvió cada vez más complicada, hasta que finalmente fue expulsada de la organización a los 18 años.  Así que decidí marcharme de mi Holanda natal, y me establecí en Cataluña, donde construí una nueva vida y empecé a trabajar con Turismo, sacando más tarde la titulación, y la pintura pasó a segundo plano, como hobby.

Por suerte pude viajar mucho durante estas décadas, viajes largos en los que me gusta ‘empaparme’ de culturas y paisajes exóticos.  Pude vivir y trabajar  un tiempo en Costa Rica (país de colores vivos e intensos) y en Canadá, pero siempre quise volver al lugar que yo considero el mejor lugar del mundo: la costa del Maresme. Gracias al trabajo de guía turística he estado gran parte de mi vida en contacto directo con el arte, guiando en museos de todo tipo y me ha permitido hacer muchas formaciones en historia de arte.

Hasta el 2010, año en el que me replanteé muchas cosas en mi vida. Y, entre otras cosas, le di un impulso al arte, dedicandole cada vez más tiempo, y formándome en cursos y talleres. Gracias a maestros como Salvador Castellá y Ramón Soler, y la escuela Blanc de Guix, fue perfilando mi técnica en acrílica, óleo y acuarela. Mientras, experimento con media mixta, collage, el ‘pouring’, mosaico  y encáustica. ( ¡y lo que me queda por explorar!) Tantas veces pienso que cuanto más aprenda, ¡más sé que no se nada!

Desde el 2020 dedico gran parte de mi tiempo a la creación de nuevas obras, y dirigo talleres de diferentes técnicas. Me encanta ‘guiar’, y hacer aflorar la creatividad en l@s demás!